Instamos al gobierno a que ejecute las obligaciones del Plan de Acción contra el Ruido en Irun

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La contaminación acústica, pese a su invisibilidad, es terriblemente perjudicial para la salud. Más aún cuando acarrea además malestares vecinales, provocando problemas de convivencia, preocupantes. Cierto es que, actualmente, a raíz del confinamiento y las medidas sanitarias, este exceso de ruido ambiental ha aminorado, pero no por ello el Ayuntamiento debe ignorar ni rehuir del Plan de Acción contra este problema. Porque, tarde o temprano, el problema volverá. La situación que vivimos mejorará y si el gobierno no hace su trabajo, Irun volverá a sufrir nuevamente este problema.

El ruido, puede proceder de múltiples fuentes; tráfico de vehículos, obras de construcción, restauración, ocio nocturno… Un problema que debe ser abordado por el gobierno municipal para disminuirlo, como así lo recoge el Plan de Acción contra el Ruido aprobado en el 2017, y que define actuaciones para alcanzar los objetivos de reducción del ruido, para este 2021. Sin embargo, a un año de concluir el Plan, aun no se han puesto en marcha muchas medidas necesarias, como; actualizar la Ordenanza Municipal de Ruidos y Vibraciones del 2004 ya obsoleta, para adecuarse a los propósitos más ambiciosos del Decreto 213/2012, incorporar las limitaciones al ruido controlando los decibelios, en actos públicos y conciertos al exterior, implantar una herramienta que permita tener la información de mediciones acústicas en nuestras calles, que deberá ser accesible para todas las personas a través de la página web municipal, y realizar campañas de sensibilización y concienciación, para educar y divulgar, de la nocividad del excesivo ruido. Es más, en estos 4 años, el gobierno tampoco ha convocado ni un sólo Consejo Asesor municipal, en la que participan todos los agentes sociales de la ciudad; grupos políticos, técnicos municipales, AVVs… para evaluar y controlar las medidas adoptadas en el Plan de Acción, dar cuenta de los resultados obtenidos, y realizar el seguimiento del cumplimiento de estos mismos objetivos.

¿Acaso el gobierno no percibe la contaminación acústica como un grave problema? ¿O no se ha querido abordar este Plan porque resulta muy incomodo y exhibe la existencia de un problema relevante? En política no deberían primar la incomodidad y tampoco el interés individual y partidista. Para que podamos decir realmente que apostamos por un mejor futuro para Irun, necesitamos ir mitigando todas las problemáticas actuales, y una de ellas es el ruido ambiental.

Tanto es así, que desde EAJ-PNV llevamos tiempo planteando medidas para dar respuesta a este problema. En los presupuestos del 2020 propusimos una partida para estudiar la necesidad de colocar pantallas anti-ruido, en el entorno de Alcaldía de Sacas frente al vial de Zaisa III y en Anzaran frente a las vías ferroviarias de Adif. De igual manera, propusimos la compra de medidores de decibelios para su colocación en espacios públicos, herramientas que favorece la transparencia en la gestión municipal y permite concienciar sobre la educación contra el Ruido. Sin embargo, a día de hoy, ni se ha contratado el Estudio ni se han colocado los medidores de decibelios.

El gobierno municipal debe ponerse a trabajar para paliar la contaminación acústica que aflora en Irun. Hay que reducir el impacto de esta amenaza invisible. El Covid19 nos está ofreciendo una oportunidad, para adelantarnos al problema, es momento de prevenir. Para nosotros, dar solución al ruido es una prioridad. De ahí que sea imprescindible, tener en cuenta el Plan de Acción que aborda este foco de contaminación que preocupa a la ciudadanía.